SALTA

No cuentan con los servicios básicos

Niños y niñas indígenas deben caminar hasta 10 kilómetros para ir a la escuela en el Chaco salteño

Por la crecida del Pilcomayo, pobladores de Monte Carmelo en Santa Victoria Este debieron reubicarse a gran distancia de la Escuela N°4141 y del suministro de servicios básicos. Reclaman la apertura del anexo escolar en su actual asentamiento.

Niños y niñas indígenas deben caminar hasta 10 kilómetros para ir a la escuela en el Chaco salteño

(Colaboración de Deborah Valado)

El paraje de Monte Carmelo, lindero, por un lado, con el río Pilcomayo y, por el otro, con la localidad de Santa María, se encuentra a casi 32 kilómetros del municipio cabecera, Santa Victoria Este, departamento de Rivadavia.

En el 2018 la crecida del río más devastadora del Chaco Salteño, provocó una inundación que conllevó la perdida de pertenencias, animales y viviendas no sólo en Monte Carmelo, sino que también en el paraje La Curvita, una de las zonas más perjudicadas, y en gran parte del municipio. Es así que, ya en ese momento, muchos de los lugareños de Monte Carmelo decidieron buscar un lugar más alto para vivir.

En febrero de este año, el Pilcomayo volvió a desbordar e inundó las cañadas y causó la rotura de los anillos de contención de la comunidad.  Consensuado con el gobierno municipal y provincial, otra parte del pueblo indígena, también se trasladó.

Francisco Gómez, cacique Qom de una de las comunidades de Monte Carmelo y maestro bilingüe, comentó que debido a la distancia desde donde se reubicaron y al peligro existente en el recorrido, es muy difícil llevar a los chicos y a las chicas a la escuela y mucho más en tiempo de lluvia y con temperaturas extremas.

Actualmente, los niños caminan de seis a diez kilómetros para poder concurrir a las clases. “Lo hacemos igual diariamente, porque no queremos que los chicos se atrasen, pero sí hay una parte que no manda a los chicos porque no tiene los medios necesarios para hacerlo y por miedo a las violaciones, y al ataque de los animales salvajes como chanchos del monte, y de víboras venenosas como la cascabel y la yarará”, agregó.

Pedido de un anexo

Ante la dificultad de trasladarse a la escuela, las comunidades originarias decidieron organizarse para que los chicos no pierdan el ciclo lectivo.  “Junto con el cacique de la comunidad del Aráoz habíamos viajado a Salta para solicitarle al supervisor de establecimientos primarios el permiso para que los docentes pudieran dictar las clases en mi casa, la cual no es de material pero es amplia”, contó Francisco.  Con el aval de la supervisora de la escuela local y lograron la aprobación del proyecto, pero les dijeron que primero era imprescindible la construcción de los baños. Consecuentemente, y aunque hace cuatro meses realizaron el pedido para iniciar la obra, aún siguen esperando alguna novedad.

Sin agua potable, ni luz

“El primer pozo lo hicieron en la escuela, pero el agua de ahí no es apta para el consumo. Es bastante salada porque la profundidad es de 75 metros.  Directamente no se la puede tomar, pero por necesidad igual se ven obligados a hacerlo”, manifestó Gómez. Asimismo, señaló que se realizaron otros dos pozos más, pero que también aún dejan mucho sarro en las ollas. 

Como es de público conocimiento, el problema del acceso al agua en toda la región chaqueña no logra resolverse desde hace varias décadas, cobrándose cientos de vidas, principalmente, de niños, niñas y adultos mayores.  

A modo de solución temporal, el Ejército reparte agua potable para almacenar en los tinacos –tanques–, los cuales fueron comprados por el gobierno nacional y distribuidos por la provincia y el municipio.  Sin embargo, el cacique añadió que solamente hay un tinaco en la zona de la escuela, y no alcanza para abastecer ni a una familia durante una semana. Por eso la comunidad ya gestionó el encargo de más tinacos por medio de la municipalidad, y la entrega de notas al delegado de Asuntos Indígenas de la provincia, Marcelo Córdova. Lamentablemente, aún no obtuvieron respuestas.

Por otro lado, parte de la  gente que se trasladó a la zona más alta tuvo que regresar cerca de la escuela ante la necesidad de tener luz y agua. los que optaron por quedarse aún siguen padeciendo la falta de servicios. Para estos últimos, los principales reclamos son la extensión de luz, una manguera para un pozo de agua y un vehículo para trasladar a los chicos a la escuela hasta tanto se levante el anexo que el Ministerio de Educación de Salta se comprometió a proveer.

“Seguimos esperanzados de que el gobierno escuche nuestra petición y que mande gente para que verifique y sepa bien lo que estamos viviendo. Nosotros seguimos haciendo patria en este rincón, porque nacimos y nos criamos aquí, nunca lo vamos a abandonar”, concluyó el cacique.



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